fotos: @cubzz_ // texto: @betocurie
La Calavera nos encontró a todos está vez, no congregó disfrazados o no disfrazadas, a celebrar a nuestros muertos, recordando que estamos vivos. Con barra libre y música, obvio.
Día de muertosween era la excusa perfecta para hacer este mini-festival de un día con propuestas como Patterns, Le Youth, Moullinex y Anoraak, quien un día anunció que no venía. Que mal.
Llegamos y empezamos a inspeccionar el lugar. Entrada, pasillo, pisto, zona VIP, escenario, más pisto, zona de comida. Entre todo esto, pirámides enormes con calaveras que irradiaban luces de colores, bonito detalle de Topus Uranus, y que como faros guiaban el sendero a ocupar por piratas, sirenas, superhéroes, enmascarados, y aburridos que no se disfrazaron (nosotros).
Un DJ mezclaba mientras en la pista solo había una morra. Todos la veían bailar al centro. Ella sabía que todos la veían, pero siguió bailando. Los demás hacían fila para aprovechar la barra libra; empezar a desinhibirse es necesario, Patterns ya está subiendo al escenario y tendremos que usar esos pasos de baile que todos creemos que hacemos bien.
Los de Costa Rica soltaron todo el swag disco y la gente bailó juntita, nadie quería sentirse frío y todos se dejaron contagiar de la ‘pura vida’. Moullinex siguió con el cotorreo con un sobrio DJ Set, y ya luego Le Youth nos voló la cabeza a todos. El highlight de la noche para nuestros oídos que se complementaba con un ambiente básicamente oscuro, tenebrosamente enigmático.
Veía a la gente realizar sus extrañas interacciones sociales mientras el amigo que encontramos nos contaba su más reciente break-up. Los de al lado nos pidieron un encendedor y nos quedaríamos cotorreando con ellos toda la noche. Al día siguiente no nos acordaríamos de sus nombres, y es que así pasa.