Texto: Beto Herrera Curiel (@betocurie) / Fotos: Iván Bocanegra (cubzz_ )
Cada festival / coso musical de 2 o más días pasa lo mismo. La ilusión de creer que puedes dormir poco y estar listo temprano y con pilas para otro día lleno de sonidos ensordecedores de los bonitos. Obviamente no pasa; despiertas con más gallos en el pelo que lo nrmal y tienes tiempo para hacer poco durante la mañana. Cuando menos lo esperas estás bailando frente a Mariel Mariel, los bajos vibran en tu pecho y ya estás de nuevo con los pies sobre territorio Nrmal.
Algo extraño pasa cuando ves a alguien a quien entrevistaste días antes, elaborar sobre el escenario todo lo que te describieron sobre su música; se reflejan las intenciones y el corazón impreso en los sonidos de los que te platicaron. Así con Mariel, una sonrisa se me escapó mientras bailaba al compás de su música con sangre chilena.
Veo algo de Jaques Cousteau y mi cuerpo se llena instantáneamente de la energía de un 2do día de festival; pronto estoy viendo a Juan Wauters mientras deseo poder separarme en dos. Pero bueno, esto pasa cuando alineas muchas bandas muy buenas y tienes que repartirlas durante el día. Wauters por su lado hace lo suyo, toca su guitarra con una bandera de México detrás, que tiene escrito un “RIP Chespirito” sobre lo verde y todo se siente bien debajo de la carpa de RBMA bajo su techo plasticoso plateado.
De repente el tiempo se paraliza; un skater está flotando a 30cm sobre la rampa Vans a la mitad de un frontside ollie en el aire; una morra le está dando un mordidón a algo que se ve delicioso, está sentada en el área donde se instaló la Comilona; otros recostados a la sombra de un árbol prenden ya el segundo porro el día. Todo quieto, todo congelado. Y como en un reproductor, de nuevo play y te encuentras a la mitad del moshpit que los Twin Peaks crearon involuntariamente mientras tocaban Boomers.
No sé, en festivales o fiestas faltan razones para que el tiempo demuestre la cualidad elástica de su relatividad. Pero en Nrmal está condición se acentúa con los sonidos que emana el sistema de sonido y con el contexto tan placentero entre los árboles ambient-chill-like del Deportivo.
Así, de estar congelado, el tiempo se hizo huidizo mientras Diosque y Meridian Brothers alternaban en los escenarios principales; he tenido pocos momentos tan placenteros y cómodos en un festival como durante ese rato. El pasto te invita a recostarte, la gente baila sin un rastro de pena frente a ti y nada importa más.
El sol empezó su caída en picada, y justo cuando la gama cromática del firmamento llegaba al éxtasis se desplegó también el gran abanico de sonidos etéreos de los Tops. Los canadienses dieron un show super TOP, sin un desliz de error y repartiendo amor a todo ser presente. Neta, neta, neta, el Nrmal le dio al clavo DURÍSIMO con ese timing.
Y la elasticidad nos atacaba de nuevo. En realidad no sé cómo pasó tan rápido, pero de estar escuchando a Buscabulla con su playera –y cover- de Luis Miguel y sus sonidos tropicales, llegamos al final del día con Omar Souleyman en un recorrido que no tuvo más paradas. Fue todo un tour de corrientes sonoras; del techno ecléctico de El Guincho al delicioso ruido experimental que desataron los Swans. Aunque lo ÉPICO por unanimidad (no es cierto, pero casi creo que así fue) se desató en Future Islands. Desde que su live en youtube se viralizó y después de haberse hypeado impresionantemente en todos lados, todos esperábamos EL PERFORMANCE de Samuel Herring y compañía.
Es bastante imposible intentar explicar con palabras la energía que se desató de parte de todos, era un estado de euforia perpetua a lo largo de todo el set. Samuel nos llevaba de lo más alto al estado más lamentable en segundos, solo para llevarnos a lo alto de nuevo.
Y así pasó el tiempo, y creo que nunca tuvo más sentido Einstein y su teoría. La relación entre energía, masa, tiempo y movimiento se perdió en la relatividad. Pero creo haber rescatado la única verdad absoluta que floreció en ese pedacito de universo durante ese fin de semana: EL FESTIVAL NRMAL ES INCREIBLE.
