DEATH CAB FOR CUTIE – KITSUNGI

Para una reseña integra de éste álbum primero hay que conocer la palabra “Kitsungi” si no se está familiarizado con ella. Éste nombre es el del arte japonesa de reparar piezas de cerámica fracturadas con una laca preparada y mezclada con oro, “el arte de lo roto”.

Tres años y medio después de un divorcio complicado entre Ben y Zoey, y la salida de Chris Walla (productor y guitarrista fundador) el año pasado son las fracturas que preceden al álbum. Reforzando este concepto está el arte de la portada, siendo ésta una abstracción precisamente de esa pieza de cerámica rota.

A pesar de haber salido formalmente de la banda, Chris Walla participó en la grabación del álbum con guitarras y sintetizadores. La agrupación, al no contar con el productor que había realizado todos sus discos anteriores, eligieron a Rich Costey (Sigur Rós, Foster the People, Muse) para producirlo. Independientemente de quién haya sido el productor, Death Cab sigue identificándose con su sonido ya muy conocido por todos.

—Las historias que nos cuenta Ben Gibbard en sus canciones siempre han destacado bastante. Su voz nos habla sobre cosas que ha sentido y vivido, y que al ser escuchadas por alguien más generan una empatía honesta que no cualquier compositor-escritor logra hacer. En esto Gibbard ha sido un genio, sacrifica y deja una parte de él en cada línea, dispuesto a imprimir sus sentimientos en una forma de onda para ser sentida por miles. Todo acompañado con su facilidad para crear melodías que resuenan como el eco de su voz, ¿o una respuesta de alguien más?

No Room in Frame, es el inicio de un camino que poco a poco van avanzando los instrumentos como capas entrelazadas hasta llegar a un climax que nos prepara para todos los momentos calmados y  enérgicos de las siguientes piezas.

Hold No Guns es esa canción acústica que no podía faltar en un disco de Death Cab, aunque se mantiene muy pasiva sin llegar a ser densa como otras canciones acústicas que hemos escuchado de ellos antes.

Al llegar a Everything is a Ceiling destaca mucho por ser un intento de estilo distinto que el del resto.  —Suaves arpegios de ambas guitarras; una muteándolo mientras la otra lo deja sonar, avanzando sin prisa acompañando la voz de Gibbard—. Seguido de este track está Good Help (Is o Hard to Find), continuando también sobre la línea de esta experimentación de un nuevo estilo, llegando a sonar como una especie de funky-pop.

Casi al final está Ingenue, una de las piezas-joya que contiene este álbum. Desde su inicio hasta el fin escuchamos constantemente un cantus firmus en loop de la voz de Gibbard haciendo una melodía. Hace sentir una atmósfera muy particular, suave e hipnótica.

Concluye Kitsungi con Binary Sea. —Es un juego de palabras haciendo referencia a esos momentos indescriptibles en que uno saca el celular para tomarse una fotografía con esa persona especial justo en ese preciso momento único—. La batería manteniendo el beat constante y un uso del contrapunto en donde el piano y la voz de Ben siguen la misma melodía de la partitura, dándole así una sensación muy solemne a la letra.

Oh come my love and swim with me,

out in this vast binary sea.

Zeros and ones patterns appear,

they’ll prove to all that we were here.

For if there is no document,

we cannot build our monument.

So look into the lens and

I’ll make sure this moment never dies.

—Sí, éste álbum es un esfuerzo melancólico de la banda que se asemeja a sus discos que escuchábamos todos cuando teníamos 15 años. Pero si hasta ahora no ha dejado de hacerte sentir the chills esa rola que tenías en tu playlist y escuchabas todas las noches, Kitsungi te gustará.

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