La música clásica es probablemente aquella que cuando eras niño y tus padres la ponían te daba flojera, y que quizás cuando eras un puberto y jugabas Pump It Up te empezó a gustar, o no. De cualquier forma, entre David Garrett, Ólafur Arnalds, Caleb Burhans y los ahora populares soundtracks de películas en vivo le están dando un nuevo aire a la música clásica y neoclásica. Desde luego Max Richter, compositor y scorista, no se pudo quedar atrás y tomó la decisión de agarrar la música de Vivaldi (un ser casi intocable) y re-arreglarla. El resultado fue hermoso.
El disco abre con Spring 0, un pequeño intro que nos lleva a Spring 1, donde los contrapuntos y armonías chocan entre sí, mas es un choque de compas, todos son amigos, se abrazan y se dicen -Te quiero-. En sí, todo Spring, las tres partes y el violín solista son dignas de elogio para el compositor, ya que toma una pieza conocida por todos y la vuelve algo diferente sin caer en un sentimiento de poca pertenencia o que está fuera de lugar. Ahora, el alma de la fiesta tiene que ser Summer 1, al inicio tiene pocos cambios respecto a lo ya conocido, pero una vez que llega al minuto 1:20 la cosa se vuelve un festival de virtuosismo en el cual a uno no le queda de otra más que esperar y ver cómo este vato se va a pasar de lanza en los siguientes compaces. Eso y la forma en que el acompañamiento acaricia la línea melódica hasta alcanzar el solo, ahí el violín le baja a la intensidad y se mueve de forma suave y sentimental sobre el resto de las cuerdas que sigue cabalgando el encabronamiento (en el buen sentido), todo para terminar de golpe; bello.
Spring 2 es un descanso a la furia desatada en la primera parte, siempre sentimental. Para Summer 3 todo vuelve a ser rápido y el violín solista regresa explotando sus partes llenas de dolor/melancolía. No es sino hasta Winter 1 donde todo parece esa canción en la que acababas sudadísimo después de sacar un D en la máquina de bailar pero a una velocidad feroz, digo, de por sí si fuese violinista me daría miedo tocar Invierno sin concentrarme en no morir, y este hombre decide acelerar los bpm, pues no se puede así. La canción sigue y entonces entran los metales con sus notas largas y el cambio de estructura a la pieza original que se le da, algo que no se ve todos los días. Para finalizar, escuchamos Winter 3, y déjenme decirles que esa es la definición de “re-arreglar”, la experiencia es una mezcla genial entre Vivaldi y el sello que le puede dar un compositor como Max: tranquilidad y virtuosismo conviviendo armoniosamente.
Vivaldi: The Four Seasons Recomposed by Max Richter es un disco que requirió valentía por parte de Max Richter, ya que no debe ser fácil tomar piezas de Vivaldi y modificarlas a placer sin conseguir (al menos antes de escucharlo) alguno que otro rechazo. Independientemente de esto, el disco aprovecha muy bien el rango dinámico que debe tener el género, el escucha está siempre a la expectativa de qué puede pasar después sin decepcionarse nunca, cuenta con una orquesta increíble y una producción limpia y moderna en la que se cuida mucho la relación entre todos los volúmenes; nada sobra. Un disco que de ser posible deberían escuchar, me atrevo a decir que en este caso mi recomendación es básicamente una garantía.